En un contexto marcado por la incertidumbre económica, el envejecimiento poblacional y la transición hacia un modelo más sostenible, las infraestructuras son un activo que se ha consolidado en los últimos años como una opción muy atractiva para los inversores que buscan, a través de los mercados privados, diversificar y dotar de robustez y resiliencia a sus carteras. Se trata de una alternativa de inversión que genera retornos estables a largo plazo con un potencial de crecimiento anual en activos gestionados del 13% hasta 2027.
"Las inversiones en infraestructuras deben comportarse sin sobresaltos, aunque nos encontremos en un entorno complicado y en los últimos años este tipo de activo ha demostrado que es muy robusto y muy todoterreno. En este tipo de inversiones lo que debe importar a los inversores es que las compañías lo hagan bien y tener la vista puesta realmente en el largo plazo", señala Joaquín Casasús, socio y director general de la gestora de Abante.
Las perspectivas de inversión en infraestructuras para el futuro próximo son halagüeñas. Según estimaciones del proveedor de datos en mercados privados Preqin, la tasa de crecimiento anual de esta clase de activos será del 13,3% entre 2024 y 2027 en términos de capital invertido y gestionado.
El informe anual ‘Future of Alternatives’ de este proveedor señala que las infraestructuras no cotizadas experimentaron una desaceleración durante el año 2023, tras la pandemia del covid, pero se prevé una recuperación en los próximos ejercicios. En concreto, los activos bajo gestión en infraestructuras podrían alcanzar los 2,35 billones de dólares en 2029, según Preqin.
"A pesar de que, en los últimos años, hemos visto cierta ralentización en las operaciones en este mercado, entre otros motivos por el impacto de la pandemia y la incertidumbre geopolítica, la tendencia ha cambiado. Ahora, con los tipos de interés a la baja, ya vemos señales claras de reactivación y un creciente interés por parte de los inversores", apunta el socio de Abante.
Esa desaceleración en la captación de fondos no ha evitado que el sector de la inversión privada en infraestructuras haya demostrado resiliencia. Actualmente, este mercado está valorado en unos 11 billones de dólares y se estima una tasa anual de crecimiento cercana al 6% hasta 2028, según el informe EY Infrastructure Compass 2024 elaborado por la consultora EY.
Con la vista puesta en los próximos años, los expertos de Abante explican que la reactivación del mercado de fusiones y adquisiciones (M&A) va a ser clave para una vuelta a la normalidad de los periodos de desinversión de los fondos de capital riesgo y proporcionará oportunidades a gestores e inversores, en un contexto en el que megatendencias como la descarbonización, la digitalización, las tendencias demográficas, la desglobalización y la economía circular apoyan el impulso de las inversiones en infraestructuras a nivel mundial.
Infraestructuras, una alternativa con retornos estables
Muchos inversores deciden incluir infraestructuras en sus carteras debido a que suponen una fuente de rendimientos estables, gracias a los flujos de pagos contractuales de las empresas. Por ejemplo, los ciudadanos van a seguir utilizando los aeropuertos o los puertos, incluso en momentos de dificultades económicas. Por tanto, son una inversión menos volátil en comparación con otros activos más expuestos a los ciclos económicos
“En un contexto de tipos de interés a la baja y moderación inflacionaria, las infraestructuras destacan por su capacidad de generar retornos predecibles. Actualmente, se dan las condiciones ideales para que esta clase de activo tenga muy buena evolución. En nuestra opinión, le queda mucho recorrido todavía”, apunta Casasús.
Asimismo, las inversiones en infraestructuras no suelen verse muy afectadas por la inflación. Normalmente, estos activos disponen de flujos de caja estable y predecibles. Además, estos sectores tienen importantes barreras de entrada a la hora de operar. Es decir, existen una serie de factores que hacen complicado que una empresa pueda dar sus primeros pasos en este mercado y, por tanto, tienen un efecto disuasorio para la aparición de nuevos competidores.
El crecimiento de las ciudades y la transición ecológica hacia una economía baja en carbono ha generado un aumento de la necesidad de infraestructuras de calidad. "Se trata de una clase de activo tiene un potencial muy relevante para capturar las grandes transformaciones económicas y sociales a nivel global”, señala Casasús.
La inversión en infraestructuras, con el foco en el largo plazo
Ahora bien, la inversión en infraestructuras se debe acometer con la vista puesta en el largo plazo, debido, entre otros motivos, a que se trata de activos ilíquidos. No son aptas para todo el mundo. Por eso, conviene llevar a cabo un análisis adecuado de las circunstancias del inversor y una planificación adecuada. La entidad financiera Abante dispone de una amplia experiencia en el asesoramiento de inversores particulares, grupos familiares, family offices e instituciones en la diversificación de sus carteras.
"Creemos que, en un mundo marcado por la transición energética, la digitalización y el envejecimiento de la población, las infraestructuras no solo ofrecen estabilidad, sino también oportunidades de crecimiento sostenido a largo plazo, siendo un activo muy interesante para diversificar las carteras", apunta Casasús.
En este sentido, tal y como explica Casasús, Abante pone el foco en la búsqueda de los mejores gestores en las inversiones alternativas. Actualmente, la firma dispone de una gama con diferentes productos alternativos (FCR), que permiten a los inversores acceder a proyectos que de otra forma no estarían disponibles, diversificar las fuentes de retorno y reducir el riesgo concentrado en un solo sector o un tipo de activo.
Entre estos fondos alternativos, se encuentra el fondo MAPFRE Infraestructuras FCR, nacido en 2020 en el contexto de la alianza estratégica entre Abante y la aseguradora MAPFRE. Ambas compañías lanzaron este vehículo de inversión de la mano del grupo de servicios financieros de origen australiano Macquarie, firma líder mundial en infraestructuras.
Se trata de un fondo de infraestructuras global, con un horizonte temporal de largo plazo gestionado por Abante. Este producto ofrece la posibilidad de invertir en las principales estrategias de Macquarie, a través de un único vehículo de forma eficiente y diversificada.
Este contenido puede ser catalogado como material de marketing. No constituye una recomendación ni propuesta de inversión. La inversión contiene riesgos y rentabilidades pasadas no son garantía de rentabilidades futuras.
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